Imágenes sensoriales

(Floria Sigismondi, Heart. Fotografía.)

Las imágenes cumplen muchas funciones en la poesía. Una de ellas es la de crear un vínculo con el lector, una especie de relación más íntima. Entre más concreta sea una imagen, sus resultados son más impactantes. Por ello, hay que evitar en lo posible conceptos abstractos. Esto es difícil, ya que pertenecemos a una tradición occidental que todo tiende a racionalizarlo. Para ello deberán utilizar las sensaciones obtenidas por los cinco sentidos. A esto se le conoce como "imágenes sensoriales". Sería apropiado que lean algún fragmento de la novela El perfume, de Patrick Suskind, donde las imágenes olfativas están muy bien elaboradas, tan así que podemos oler lo que el autor describe. Aquí les dejo una lista de conceptos abstractos; el ejercicio consistirá en que deberán "traducir" esos conceptos a imágenes sensoriales. No más de dos versos por cada concepto:

Verdad
Soledad
Miedo
Realidad
El sueño
El bien y el mal
Pecado
Traición
Muerte
Vida

El poema de esta semana será algo muy simple: hablarán de algo aburrido que les pasó hace poco. Deberán captar que ese momento era tan aburrido que por ello mismo es digno de inmortalizarlo en un poema. El objetivo es buscar su voz natural. Recuerden que ésta aparece mezclada con las demás voces y hay que saber identificarla porque no aparece en estado puro. Saludos y mucha suerte.

Nos vemos el jueves a las 4:30 pm en el café Michel.

Imágenes...

(Kandinsky, Yellow, Red, Blue)


Me trajo Mara Mori
un par de calcetines,
que tejió con sus manos de pastora,
dos calcetines suaves como liebres.
En ellos metí los pies
como en dos estuches
tejidos con hebras del
crepúsculo y pellejos de ovejas.

Violentos calcetines,
mis pies fueron dos pescados de lana,
dos largos tiburones
de azul ultramarino
atravesados por una trenza de oro,
dos gigantescos mirlos,
dos cañones;
mis pies fueron honrados de este modo
por estos celestiales calcetines.

Eran tan hermosos que por primera vez
mis pies me parecieron inaceptables,
como dos decrépitos bomberos,
bomberos indignos de aquel fuego bordado,
de aquellos luminosos calcetines.

Sin embargo, resistí la tentación
aguda de guardarlos como los colegiales
preservan las luciénagas,
como los eruditos coleccionan
documentos sagrados,
resistí el impulso furioso de ponerlas
en una jaula de oro y darles cada
día alpiste y pulpa de melón rosado.

Como descubridores que en la selva
entregan el rarísimo venado verde
al asador y se lo comen con remordimiento,
estiré los pies y me enfundé
los bellos calcetines, y luego los zapatos.
Y es esta la moral de mi Oda:
Dos veces es belleza la belleza,
y lo que es bueno es doblemente bueno,
cuando se trata de dos calcetines
de lana en el invierno.

En esta oda de Pablo Neruda podemos ver que utiliza sencillas imágenes naturales ("dos largos tiburones / de azul ultramarino") y comparaciones ("dos calcetines suaves como liebres") para hablar de un tema muy simple. En el post de arriba les dejo el próximo ejercicio poético.

El "yo" del pasado

(El recuerdo, Eddie Torre)


A veces la voz natural se mezcla con las otras voces que tenemos. Es muy diferente el tono de voz que utilizamos para platicar una desgracia, una anécdota que nos ha hecho enojar o un chiste. También es distinta la voz que utilizamos para comunicarnos con nuestros padres, con nuestro mejor amigo (a), con desconocidos y con los profesores. Lo podemos notar porque nos sentimos más cómodos platicando con determinadas personas que con otras.

En poesía es importante evitar la “pose”, la “afectación” excesiva y hacer que el lenguaje suene cercano, incluso íntimo para que el lector entre a la dinámica del poema. Recuerden que la voz natural es difícil de encontrar porque se encuentra sepultada debajo de capas y capas de roles sociales. También es importante no olvidar que la voz natural, aunque ya se domine, no siempre aparecerá en estado puro, pero sí con fuerza.

Así que aquí va otro ejercicio para encontrarla. Esta vez harán un poema dirigido a sí mismas: le hablarán a su propia persona, pero a su “yo” del pasado. Si se encontraran de pronto a su “yo” pretérito (digamos cuando tenían 3 años menos de edad) en la esquina, en la parada del camión, en una tienda… ¿Qué le dirían a su persona, qué consejos le darían, qué cosas podrían platicar con ustedes mismas? Espero haberme explicado, si no dejen su comentario, manden correo o el mismo lunes aclaramos dudas.

No se olviden del ejercicio descriptivo del sabor de alguna fruta. Queda también pendiente la visita a “Un desierto para la danza”, para tomar ideas que puedan plasmar en su futuro libro de poesía.

Saludos y suerte con sus fotografías.

Poema de los dones


Nadie rebaje a lágrima o reproche

esta declaración de la maestría

de Dios, que con magnífica ironía

me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños

a unos ojos sin luz, que sólo pueden

leer en las bibliotecas de los sueños

los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día

les prodiga sus libros infinitos,

arduos como los arduos manuscritos

que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)

muere un rey entre fuentes y jardines;

yo fatigo sin rumbo los confines

de esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente

y el Occidente, siglos, dinastías,

símbolos, cosmos y cosmogonías

brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca

exploro con el báculo indeciso,

yo, que me figuraba el Paraíso

bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra

con la palabra azar, rige estas cosas;

otro ya recibió en otras borrosas

tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías

suelo sentir con vago horror sagrado

que soy el otro, el muerto, que habrá dado

los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema

de un yo plural y de una sola sombra?

¿Qué importa la palabra que me nombra

si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido

mundo que se deforma y que se apaga

en una pálida ceniza vaga

que se parece al sueño y al olvido.



Jorge Luis Borges, autor argentino, fue perdiendo la vista paulatinamente. En este poema habla acerca de ello y sobre el pasado. No es un ejemplo exacto del ejercicio del post que puse arriba, pero sirve para que noten la fuerza de lo que está diciendo, de forma natural. No olviden que Borges ya tenía su voz auténtica identificada y perfeccionada. Espero que les haya gustado.