Meditaciones

(Las vacaciones de Hegel, René Magritte)


Les dejaré estas vacaciones tres figuras poéticas complicadas de definir y separar, pero que vale la pena conocer: la antítesis, la paradoja y el oxímoron.

La antítesis consiste en contraponer ideas, sin que llegue a haber contradicción:

Ayer naciste y morirás mañana
(Luis de Góngora)

Hablar entre las mudas soledades...
(Lope de Vega)

Sus leves velas y sus quillas graves...
(Sor Juana Inés de la Cruz)

Los himnos claros y los roncos truenos...
(José Gorostiza)

El primer verso opone el "ayer" y el "nacer" con el "morir" y el "mañana"; el segundo, "hablar" al "silencio"; el tercero y el cuarto lo "leve" y "claro" con lo "grave" y lo "ronco".

La paradoja altera la lógica al aproximar dos ideas en "apariencia" irreconciliables que contienen una profunda coherencia en sentido figurado:

Vivo sin vivir en mí;
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.


(Santa Teresa de Jesús)

En el último verso, el primer "muero" se refiere a un deseo manifiesto por consumar algo: en este caso, "muere" de ganas de morir. Esta figura del pensamiento también es más amplia que el oxímoron, ya que se necesitan de más datos contextuales para lograr interpretarla en su entido figurado. La paradoja a veces se asocia con la ironía.

El oxímoron, en cambio, produce tensión porque las palabras en conflicto se encuentran en relación directa, cercanas. Es más breve y contundente, además de que sí expresa contradicción logica entre los términos:

!Oh muerte que das vida!
(Fray Luis de León)

"Quemado en agua,
ahogado en fuego"

(John Dryden)

"Una llama obscura"
(Federico García Lorca)

En el post de aquí abajo les dejé un poema de Francisco de Quevedo para ampliar el ejemplo del oxímoron. Espero lo disfruten.

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